H acia comienzos del siglo XX, el naturalista americano William Beebe se tropez ó en la selva de Guyana con el extra ñ o espect á culo de un grupo de hormigas soldado que caminaban en c í rculo . El círculo tenía 40 metros de circunferencia y cada hormiga tardaba dos horas y media en dar toda la vuelta. Las hormigas siguieron dando vueltas y vueltas durante dos días hasta morir agotadas en su gran mayoría. Beebe acababa de ver lo que los biólogos llaman: un " remolino circular ". Este fenómeno se produce cuando las hormigas quedan accidentalmente separadas de su colonia. Una vez han perdido el rastro, obedecen sólo a una regla elemental: seguir a la que va delante. De esta manera se produce la deambulación circular que únicamente concluye si por azar algunas hormigas rompen la cadena, y entonces se llevan a las demás. Pero es el azar el que podr í a marcar su futuro y su salvaci ó n, pues est á n progra