Había una vez un pequeño
niño llamado Pablito que vivía en una aldea a las afueras de la gran ciudad.
Pablito vivía en el seno de una familia muy pobre junto a sus cinco hermanos,
que ya habían dejado la escuela y se dedicaban a labrar el campo y a cuidar de
los poquitos animales de la granja que les quedaban.
En la aldea había una
pequeña escuela que ya se estaba quedando sin niños, porque todas las familias
iban emigrando hacia la gran ciudad en busca de nuevas
oportunidades.
Cierto día, llegando las
fechas navideñas, Pablito le preguntó a su maestro:
-. Maestro Don Mendo ¿qué es la navidad? ¿Es cuando
vuelves a la aldea después de visitar la gran ciudad?. Porque mi vecinos han
vuelto y están celebrando esa navidad.
-. No Pablito, dijo Don Mendo. Tus vecinos
aprovechan las fiestas navideñas para volver a su lugar de origen y recordar
viejos tiempos; pero luego, volverán a la gran ciudad.
-. Entonces ¿mi amigo Marcos se tendrá que ir?
-. Pues sí Pablito, dijo el Maestro Don Mendo; se
irá después de la Navidad.
-. Pues no entiendo la Navidad, dijo Pablito.
Entonces ¿qué es la Navidad Maestro Don Mendo?
-. La Navidad Pablito es cuando ves a tus seres
queridos, te reúnes con ellos, comes, cantas, bailas, les dedicas tiempo, te
llenas de energía, para luego volver a empezar con la rutina diaria; dijo el
Maestro Don Mendo.
-. Claro, ¡entonces es lo que hacemos en mi casa
todos los días! Nos reunimos, comemos todos juntos, cantamos, reímos,
bailamos, nos llenamos de energía para al día siguiente seguir trabajando.
-. Sí Pablito eso es la Navidad, acordarte de la
gente verdaderamente importante en tu vida; aquella que te llena de energía, de
esperanza; aquella que te anima a seguir adelante ante la adversidad; aquella
que siempre está cuando tú la necesitas. Aquella que sabe cuándo la necesitas.
Aquella que te espera, que te escucha, que comparte su alegría; aquella con
quien te emocionas y no puedes apartarte de ella, que la echas de menos, que la
aprecias y te sientes orgulloso cuando estás con ella.
-. Entonces vivo con mi familia siempre en Navidad,
dijo Pablito; porque a pesar de no tener dinero, tenemos alegría, apenas tenemos
qué comer, pero nos tenemos a nosotros mismos, nos juntamos, sonreímos,
bailamos, cantamos, nos enfadamos, pero enseguida se nos pasa; lloramos cuando
tenemos hambre, pero confiamos en nosotros mismos para al día siguiente comer
algo, compartimos lo poco que tenemos, nos hablamos, nos escuchamos, jugamos,
corremos, saltamos, pero sobre todo nos amamos. ¡Tenemos sueños y grandes
deseos!
-. Sí Pablito, es exactamente eso. Dijo el Maestro
Don Mendo.
-. Entonces, ¿mi amigo Marcos sólo disfruta de la
Navidad un sólo día?
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