#Everest


    Ayer saqué a mi tortuga a pasear un poco, que le diera el sol y la lluvia. 

    Estaba en su salsa y viéndola en su aborigen natural, contemplando su dureza y fortaleza recordé el viejo y ancestral cuento de un hombre que afirmaba que el mundo se mantiene en su lugar porque descansa sobre el lomo de un enorme elefante. Cuando se le preguntó sobre qué reposaba el elefante, contestó que sobre el caparazón de una gran tortuga. 
¿Y la tortuga? Sobre el caparazón de una tortuga todavía mayor.
 ¿Y esa tortuga más grande? 
El hombre contestó apresuradamente: «No se preocupe por eso. A partir de ahí hay tortugas hasta el final». 
¡Ahora entiendo por qué! 

La mía se llama Everest:
 Que significa Valiente y Fuerte.

Le encanta escalar y salirse de su pecera, ¡además de explorar todos los rincones de la casa! 
Y es tan sólido que puedes instalar tu campamento base. 
Aporta paz y armonía en sus armónicos y parsimoniosos, a la vez que elegantes, movimientos. 
Sin duda, el cuento se basó en él! 
¡En Éver!

    A veces llevamos a cuesta nuestro propio caparazón, y siempre nos dicen que descarguemos y no la llevemos a cuesta... fácil decirlo y aconsejarlo ¿verdad?
Recuerda que ese caparazón o carga que llevas, a veces, es porque un elefante necesita estar sobre tu campamento base... y lejos de ser una carga, te hace sentirte más feliz y te hace ser tú... 

Recuerda divertirte como Éver en el césped! 😉
iMagina...

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