#CONFIANZA

La confianza es como aquel jarrón que se rompió.
¿Conoces la historia de aquel que compró un jarrón chino en una subasta en Nueva York?

 Contaba que aquel jarrón de porcelana se fabricó durante la dinastía Ming, y pertenecía a la familia de Marco Polo desde hace más de 500 años. El mismísimo Marco Polo guardaba sus mejores recuerdos. Le costó la nada desdeñable cifra de 100.000 euros. Estaba orgulloso de ello. 
A quien invitaba a su casa se lo acababa enseñando, y mostrando un semblante de orgullo y vanidad que dejaba escapar una sonrisa de superioridad que incluso divertía a sus invitados. 
"Se te ve orgulloso de tu Jarrón" le decían,"Pareces el mismísimo Marco Polo".
Y así le hacía sentir.

Un día limpiando y admirando su trofeo, se le cayó al suelo y se rompió en mil pedazos.

Lo pegó como pudo y jamás volvió a enseñarlo. Lo tenía escondido, apenas visible, lo suficiente como para atisbarlo, pero ya no lo exhibía. Ya no confiaba. Cuándo le preguntaban por el jarrón, apenas contestaba ocultando su cara con un... 
"Lo tengo guardado"


La confianza es igual, confías en alguien, hasta que te defrauda o decepciona, hasta que la confianza se rompe y ya jamás vuelves a confiar, alardear, admirar, porque sabes y recuerdas el conflicto.

De ahí, la creencia de que la confianza es como un jarrón que cuando se quiebra, nunca vuelve a ser igual que antes, ya que aunque se vuelva a pegar siempre mantendrá las señas de su ruptura.

Pero,... los tiempos cambian, estamos en constante cambio, debemos ser como el agua y adaptarnos a cualquier jarrón.

Qué quiero decir con esto... 
Del cuento, se pueden sacar muchas actitudes, muchas formas de afrontar las circunstancias e incluso, otra forma de concebir la confianza.

La actitud de nuestro protagonista mostraba desconfianza e incluso vergüenza; pero...
iMagina que en lugar de ocultarlo, decide exhibirlo con aún más orgullo.

¿Más orgullo después de sentirse culpable y decepcionado por haber roto en mil pedazos una pieza tan valiosa de la antigüedad?

Pues sí, ¿por qué no? Cambiando el relato con el que nos autojustificamos, contando una nueva historia, con la moraleja de haber aprendido de los errores.

Ahora podría exhibir con orgullo la pieza que ha sufrido los avatares tecnológicos de los nuevos tiempo. 
Hasta el mismo Ming estaría orgulloso de su nuevo Marco Polo.

iMagina que en la próxima visita cuentas la historia que te ocurrió.

Pues sí, contarías, ahí tengo mi más preciado tesoro, un jarrón chino de la dinastía Ming. Tiene más de 500 años de antigüedad, era del mismísimo Marco Polo y lo compré en perfecto estado de conservación.
¿En perfecto estado de conservación?
Sí.
Pero, ¡si parece que le ha pasado una apisonadora por encima!
Casi, casi, pero no fue así exactamente.

Y ¿qué le pasó?
Pues le pasó que me dispuse a limpiarlo y sonó el móvil, al intentar cogerlo se me cayó de las manos y se rompió en mil pedazos.

Desde luego literalmente.

Sí...
Así que me armé de paciencia y determinación y me dispuse a pegar una a una las mil piececitas.

Así quedó. ¡Tardé 3 meses en pegarlo!
 ¡Ha quedado perfecto! ¡Estoy muy orgulloso! Casi más que cuando lo compré. 
Ahora me gusta más, porque forma parte de mí. 

He aprendido a no tomarme tanta urgencia a la hora de coger el móvil. He tenido la paciencia y determinación de pegar una a una cada pieza, que parecía que no tenía final, incluso había piezas tan pequeñas que tuve que pegarlas con pinzas a través de un microscopio; y estoy convencido y confiado en que soy capaz de arreglar, conseguir y  alcanzar todo lo que me proponga.

WoW!! Fantástica historia, me gusta mucho más que la primera.

¿Y a ti? 
¿Ocultas tus errores o aprendes de ellos?
¿Pierdes la confianza en los demás con facilidad o esa decepción te ayuda a conocerla mejor y confiar aún más en ella?

Sabes, tod@s tenemos un jarrón chino. 
¿Qué haces con el tuyo?
iMagina...

Comentarios

Suscríbete