Escucha


  Imaginemos la rutina de nuestros antepasados hace unos 20,000 años y pensemos en las tribus nómadas que migraban de acuerdo a la estación del año, siguiendo las especies animales comestibles, aprovechando frutos y raíces, e incluso utilizando herramientas rudimentarias de piedra. 
   Tras arduas jornadas de cacería y recolección, huyendo de las fieras y protegiéndose de las inclemencias del clima, los integrantes del clan se reunirían por la tarde para ingerir sus alimentos.
 Al caer la noche, en torno a una fogata, y bajo la luz de la Luna, comenzaban a compartir consejos para cazar, advertencias de peligro o hallazgos de recursos naturales, se contaban historias, empatizaban, dialogaban.
Ésta es nuestra Luna, 20.000 años después, 
¿dónde están nuestras historias?
iMagina...

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