Una verdad incómoda?

A veces sólo es cuestión de rectificar, otras cuesta un poco más y la mayoría de las veces… nos quedamos igual. Aguantamos con tal de llevar razón, o simplemente, no nos gusta reconocer nuestros errores. Nuestros deseos se ven amenazados por salir de nuestra “zona de confort.” Zona de Confort, sí, muy de moda con la crisis. Pero a veces el confort no es tan cómodo, sino, más bien, una verdad incómoda de la que no queremos, o no nos atrevemos a desprendernos. O sí queremos, pero no podemos, está todo tan hilado que es difícil desenredarlo; y lo que es peor, defraudar.

-. ¿Pero entonces, no estás llevando la vida que quieres, sino la que te han obligado?

-. Sí, es una forma de verlo. Desde el amor hasta el trabajo. Desde el perro al gato. Desde la película de anoche hasta la de mañana.

-. Sí, ya sé por donde vas. A mí me pasaba lo mismo con mi marido. Siempre había que hacer lo que él quería. Nunca tenía en cuenta mis gustos, mis preferencias, mis exigencias, mis sueños, mis momentos.

-. Sí, y ¿cómo lo solucionaste?

-. Lo dejé. Me vi en un círculo vicioso, en una zona de confort muy incómoda. Hasta que me miré en el espejo y pensé. Ésta no soy yo. Y así comencé mi cruzada contra la familia. -¡Tú estás loca! Decían. Sí, loca por un sueño. Y éste no lo era.

-. ¿Y qué tal te va ahora?

-. Pues me siento muy segura de mí misma, estoy buscando empleo, veo las películas que quiero, con quien quiero y sobre todo, estoy muy contenta con mi vida y conmigo misma. He renacido, todo comienza de nuevo, voy a construir mi vida como a mí me gusta, como lo había imaginado.

-. Genial, me alegro. Entonces comprendes perfectamente, lo difícil que resulta salir de la rutina, de la zona de confort, de la verdad incómoda que nos acomoda.

¿Y tú… estás incómod@?


iMagina lo difícil, realiza lo imposible.…

iMagina...

Comentarios

Suscríbete