Saber escuchar es relacionarnos con
empatía con los demás; es un acto generoso de entrega:
Te regalo mi tiempo, te escucho en una
apertura sincera, no finjo escucharte; cuando sólo te permito hablar, soy
receptivo a tu mensaje y te lo retroalimento. Mis pupilas se dilatan, pues mi
interesa tu mensaje, tus sentimientos y emociones. Me enriqueces… ergo te
Escucho.
Y ¿Tú, sabes escuchar?
iMagina...
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