Un verano, no recuerdo muy bien de qué año, decidimos pasar el día en la playa de Bolonia, en Tarifa (Cádiz) junto a las ruinas romanas de Baelo Claudia, muy cerca de la Duna que se adentra en el bosque de pinos, enmarcando un paisaje difícil de olvidar, por lo espectacular y asombroso, por lo revelador del complejo; pasado, presente y futuro se dan cita en la playa. La Naturaleza se abre camino. Alguien de nuestro grupo planteó visitar las piscinas naturales de Bolonia, que estaban en dirección contraria a la Duna, una vez estábamos arriba, después de soportar el calor, y los pies quemados de la arena. Cuesta subir, pero merece la pena la visión que contemplas. Muy bien! exclamamos tod@s. Sería divertido, sería una aventura, sería para much@s... una pesadilla! Nadie había ido nunca, nadie las había visto más que en fotos y nadie sabía cuánto tardaríamos, ni cuán lejos estaba desde nuestra posición. Lo más alto de la Gran Duna. Todo era de oídas...
cambiar supone un esfuerzo, y no todo el mundo esta dispuesto a hacerlo, es mas comodo vivir sin cambios, pero mucho menos gratificante
ResponderEliminartenemos que valorar lo importante q son los cambios y las experiencias que vivimos con ellos . Cambiar siempre es sinonimo de mejorar siempre y cuando podamos adelantarnos a él , es decir , prever el entorno , planificarlo y luego saber gestionar el cambio para que resulte positivo.
ResponderEliminarSí, tenéis mucha razón. Todo gran cambio, positivo y planificado, todo gran viaje empieza con un pequeño pasito, con un pequeño cambio de actitud.Con una nueva predisposición.
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